El silencio es el peor amigo del alma.

Ya no hay palabras, ya no hay ilusión, ya no hay nada por lo que preocuparse. Ya solo queda llorar en silencio, solo quedan días de whiskys, días de botellas vacías, de borracheras del alma. Días en los que solo el presente cuenta. Puede tronar, puede llover, puede salir el sol y volverse a esconder. Ya me da igual, no creo que las flores vuelvan a echar raíces, no pienso que mis mañanas vuelvan a despertar con una sonrisa en el alma. ¿O si? Quizás debería sonreírle a la vida.