Por muy mal que se pongan las cosas, por muy mal día que tengas, por muy torcido que te salga todo.. No te preocupes, ese es el límite. A partir de ahí todo puede salir a pedir de boca, porque ya es imposible que valla a peor.. Así que levanta la cabeza, sécate las lágrimas, guíñale un ojo al espejo y sal a la calle a disfrutar. Y sonríe, pero sonríe con la boca bien abierta y libérate de todo el daño que sientes, porque no merece la pena
seguir sufriendo.
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