Cada segundo importa.

viernes, 15 de abril de 2011

Es curioso que la vida, cuanto más vacía, más pesa.


Hay momentos en los que me invaden las ganas de hacerle saber al mundo lo que siento, instantes en los pagaría por gritar a los cuatro vientos mis sentimientos. Y es que muchas veces siento grandes cargas emotivas que me hacen rebosar de alegría aunque se traten de las peores fusiones de sensaciones. Me gusta pensar, darle mil y una vueltas a las cosas, a los acontecimientos que me suceden día tras día. Porque a pesar de lo físicamente pequeña que soy me considero bastante grande en lo que queda detrás de la piel. Suelo juzgarme a mi misma antes de que los demás lo hagan por mí. Me exijo no demasiado pero si lo suficiente y me preocupo por mi misma ya que nadie lo hará antes que yo. Me gusta agradecer directa e indirectamente lo que hacen por mi las personas importantes en mi vida aun que la gran mayoría de veces sienta que no lo e agradecido del todo. No soy insatisfecha pero pienso que siempre, siempre hay más. Me siento viva en un mundo de violencia, en una sociedad cerrada en cuanto libertad de pensamiento y opiniones, en una polémica de egocentrismo, me siento viva en la jauría de leones en la que vivo. Odio la palabra 'madurez' porque la gente suele utilizarla muy de vez en cuando para juzgar a otras personas y bajo mi punto de vista lo hacen mal. Porque madurar no significa tener mayoría de edad, ni saber lo que quieres. Simplemente es haber vivido todo cuanto has querido y todo cuanto has detestado. y haber llegado a tu edad de muerte natural con todo ello.
Me es muy difícil decir te quiero, ya que me parece una palabra demasiado grande y siempre he compartido ese dicho de que del amor al odio tan solo hay un paso. Si lo digo es porque lo siento. He llegado a querer a una persona tanto que ha llegado a formar parte de mí y a esta misma la he llegado a odiar de quererla tanto.
Odio darle explicaciones a la gente de mis actos al igual que me encanta que se preocupen por mi. Le tengo miedo al temor. Soy diferente y no con ello rara. Soy especial al igual que una persona más. A veces me encantaría darle una buena ostia a más de un gilipollas aun que odio la violencia. Me gusta equivocarme, caerme y poder levantarme. Soy transparente como el agua, no soporto las falsedades. Me gusta ser realista porque creo que es de los pocos valores que te honran frente a diversa gente. Suelo ser muy sincera todo lo que pienso lo digo, pero con el paso del tiempo he aprendido a cómo y cuándo decirlo y de qué manera. Me gusta caer dos veces sobre la misma piedra me hace sentir más persona. No me interesa la vida de la gente porque bastante tengo yo con la mía. Lloro muy pocas veces porque me cuesta mucho hacerlo y de las pocas veces que he llorado la gran mayoría han sido de impotencia y no de tristeza. Nunca, nunca me arrepiento de lo que hago pero si me sale mal, la próxima vez me lo pensare dos veces. Me cuesta mucho liarme con unos y con otros aun que como todo el mundo he tenido mi época en la cual me daba igual a quien regalarle mis babas. Es muy difícil que yo me líe con un chico así porque así. Me tiene que llenar si no, no lo haré. No miento cuando digo las cosas aunque puedan parecer imposibles y sé muy bien de lo que hablo. No apuestes conmigo nada, porque si cedo a apostar es porque tengo 
muy claro que voy a ganarla. Soy desconfiada aun que no lo aparente. Me gusta ganar las batallas aun que la guerra este más que pérdida. Me gusta sorprender y de hecho lo hago normalmente. Y me gusta expresarme pero odio que la gente sepa de mi vida.


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