Cada segundo importa.

martes, 12 de abril de 2011

Hacer el amor contigo no es follar.

Una habitación, tu y yo, solos. De fondo se puede escuchar la canción de “Ven fóllame- Día sexto“. Se respira; tensión, pasión, deseo, lujuria, maría, nervios en el aire. Aire, que de momento era puro. Le beso, me corresponde. Un beso en el cuello, uno más, otro, uno tras otro. Le quito la camiseta, color verde; color de la esperanza. Se miran sus pectorales. Me desabrocha poco a poco la camisa, botón a botón. Llega el último. Trabajo hecho, un trabajo menos; camisa desabrochada. Posa sus brazos en mi cintura mientras me besa, sus brazos bajan poco a poco, hasta llegar a mi culo. Los míos apoyados en sus pectorales, los bajo poco a poco, le desabrocho el cinturón, cuyo tiene el color de la bandera Rasta. Él mueve sus brazos, me desabrocha el botón del pantalón, mientras me besa en el cuello. Yo también le desabrocho el pantalón. Me besa, un beso con lengua. He de admitir, que sí, que me encanta la forma como besa, como me besa. Me tumba en la cama, se posa en cima de mi, me vuelve a besar, realmente lo hace bien, muy bien. Le voy bajando los pantalones, poco a poco, ya está, están por sus tobillos, le da un pequeño toque con sus pies y punto y final, pantalones fuera. Ahora le toca a él, me baja los míos, poco a poco, están ya en las rodillas, ahora por los gemelos, ya están en los tobillos, otro pequeño toque con mis pies y caen directamente al suelo, al borde de la cama. Tumbados en la cama, los dos, solos. En ropa interior, yo con un sujetador azul clarito con lacitos dibujados en un azul algo más oscuro, recién estrenado. Y unas bragas, algo transparentes en un tono también azul, a juego con el sujetador. Él con unos calzoncillos azules. Parecía que nos habíamos puesto de acuerdo y todo. Pero no había sido así. De nuevo al juego, empieza a besarme en el cuello, mis manos están exactamente en su espalda apoyadas. Sigue besándome, pero esta vez, a la vez que me besa, baja poco a poco hacía a bajo. Está en la zona de mis pechos. Un poco más a bajo, casi está llegando al ombligo. Llegó. Más abajo. Lo paro. Me doy media vuelta, consigo ser yo la que esté arriba, encima de él. Ahora soy yo la que juega con los besos. En el cuello, poco a poco voy bajando. Ahora estoy situada en sus pectorales. Bajo mas, hasta llegar a cierto punto. Me quito de encima de él, le digo que se levante, abro la cama, nos metemos dentro ¡Mierda! Le digo que espere, voy a coger el condón, me dice que no, que no hace falta que él sabe controlar, confío en él, no lo voy a coger, me meto en cama con él. El juego continúa. Estamos toqueteándonos, hacemos el tonto sin parar, nos reímos, nos besamos, decimos gilipolleces, payasadas y mas payasadas, la verdad es que puede ser que eses dos porros que nos fumamos antes de ir a la habitación, pudieran ser parte de la causa de tanta tontería, gilipollez, payasadas, risas… Pero, ¿Qué coño? Así mejor. Sin preocupaciones, la vida hay que vivirla, día a día, hay que equivocarse, si no, no podríamos aprender de los errores, nuestros errores. Somos personas humanas, todos nos equivocamos, somos los únicos que podemos tropezar en la misma piedra dos veces. Al juego, los dos dentro de la cama, empezamos a hacer el amor. Hice bien en confiar en el, todo salió bien, este chico tiene experiencia. Y sí, puede que penséis que es eso de, ‘hacer el amor’ sin compromiso, y es que directamente para mi, no es ‘hacer el amor’ para mi es FOLLAR. Sí, ¿O acaso solo pueden hacerlo los tíos sin compromiso? ¡Venga ya!

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